Los pidgins: lenguas extrañas en tierras extrañas
Tres manuscritos anónimos hallados en Islandia cuentan la historia de un encuentro lingüístico fascinante.
En el año 1937, se publican en Islandia tres manuscritos anónimos, que por casi un siglo son objeto de discusión de lingüistas y arqueólogos.
Estos manuscritos consisten en un glosario de palabras y frases del idioma euskera (vasco), puestas junto a su correspondiente traducción al islandés.
Hoy sabemos que estos glosarios se originaron a partir de un breve, pero intenso, contacto entre vascos e islandeses en el siglo XVII.
¿Qué hacían los vascos en Islandia, un lugar tan remoto para ellos, un pueblo que llevaba siglos viviendo en las cálidas costas de la península ibérica?
La respuesta: las ballenas.

En la Edad Media, una de las materias primas más importantes era la luz. Bueno, no precisamente la luz, pero antes de la invención de la luz eléctrica la iluminación se lograba quemando aceites y grasas naturales. Y uno de los aceites más codiciados era, precisamente, el aceite de ballena.
Se estima que el aceite de una sola ballena podía mantener iluminadas a varias casas por varias noches. De ahí que las ballenas fueran algo tan buscado por los pescadores. Desde al menos el siglo XI, por influencia de los normandos, los vascos fueron especializándose en la pesca mar adentro, y en particular en la pesca ballenera.
Y así, alrededor de 1604, llegan a la costa de Islandia. Más precisamente al oeste, en los alrededores de una bahía llamada Hveravík, una zona remota, lejos de la capital, llena de fiordos y playas vacías.
En ese lugar, los vascos desembarcaron, se establecieron en las costas y tuvieron algún contacto con los locales islandeses. Los glosarios, que datan de esta época, son precisamente escritos por islandeses que querían comunicarse con los vascos: anotaban algunas de sus palabras, y luego, al lado, su traducción al islandés (con frecuentes errores ortográficos, ya que no estaban acostumbrados a la pronunciación del euskera).
Sin embargo, la historia termina mal. En 1615 se produjo lo que se conoce como Spánverjavígin (“la matanza de los españoles”). Esta matanza se debió a que, un día, unos marineros vascos naufragaron y, en un estado de desesperación y hambre, saquearon algunas casas en la costa islandesa. Como represalia, el gobernador de ese momento, Ari Magnússon, emitió un decreto que autorizaba a la población a asesinar marineros vascos con impunidad. Se estima que unos 32 vascos fueron asesinados; en su mayoría, sobrevivientes de los recientes naufragios.
El decreto duraría formalmente cuatro siglos, hasta que, en 2015, en una ceremonia entre el gobernador islandés y un gobernador vasco, fue oficialmente dado de baja.
Este no fue el único registro de los vascos atravesando distancias inverosímiles para la época y entablando contacto con otras culturas.
Si el contacto de los vascos con los islandeses parece algo curioso, el contacto de los vascos con los algonquinos, un pueblo originario de América del Norte, es un crossover todavía más inesperado.
De hecho, existen algunos manuscritos que afirman que los vascos llegaron a América en 1372, es decir, antes de Colón; aunque esta teoría no está comprobada. Sí se sabe que, en 1517, los vascos establecen campamentos balleneros en Terranova (actual Canadá), donde cinco siglos antes habían desembarcado los vikingos de Erik el Rojo.
Sin embargo, para los vascos, el negocio de las ballenas fue declinando lentamente. Las potencias marítimas del momento los desplazaron a través de una combinación de regulaciones restrictivas y concentración económica.
Los pescadores vascos, de indudable talento, se vieron obligados a unirse a las flotas de ingleses y holandeses, y a enseñarles sus técnicas de pesca. Hacia el siglo XVIII, para ellos, la era dorada de la pesca de ballenas había terminado.
Los pidgins
¿Por qué nos interesa esta historia? Bueno, suele suceder que, cuando dos pueblos con distintas lenguas entran en contacto durante un cierto tiempo, puede surgir lo que en lingüística se conoce como un pidgin.
¿Qué es un pidgin? Su definición, muy concisa, es la siguiente:
Los pidgins son lenguas derivadas de otras lenguas, pero simplificadas estructuralmente, especialmente en su morfología. Surgen de la necesidad de los hablantes de comunicarse cuando no tienen una lengua en común. Los pidgins no tienen hablantes nativos (o tienen muy pocos), deben ser aprendidos, tienen normas estructurales, pueden usarse por dos o más grupos, y generalmente son ininteligibles para los hablantes de las lenguas de los que derivan (Bekker, 1994, p. 25).
Imaginemos la siguiente situación. Dos pueblos muy distintos entran en contacto de repente: puede ser por voluntad propia, como los vascos y los islandeses, o de manera forzada, como los esclavos africanos durante la colonia. Forzosamente necesitan comunicarse con otros que habitan el mismo territorio, pero no hablan la misma lengua.
En principio, cada pueblo conserva su propia lengua: no le interesa adoptar la del otro ni integrarse con su cultura.
La comunicación que motiva la creación del pidgin —insisto: en principio— es meramente instrumental: necesito comunicarme con vos, extranjero, para resolver cuestiones muy sencillas de la vida cotidiana.
Este fue precisamente el caso del contacto entre vascos e islandeses. Si bien gran parte de los Glosarios que mencionamos al principio son meras traducciones de vocablos del euskera, uno de los tres Glosarios contiene de hecho frases en un pidgin vasco-islandés.

Go shag a horse!
A pesar de su nombre, el pidgin vasco-islandés incorpora muy poco del idioma islandés. El islandés era (y sigue siendo) un idioma complejo, hablado por poca gente, plagado de vocablos antiguos y declinaciones raras, producto del relativo aislamiento geográfico de sus gentes.
Es entendible que, para los vascos, el islandés fuera “chino básico” y no hayan mostrado gran interés en aprenderlo. Sin embargo, hábiles marineros como eran, los vascos sí conocían otras lenguas que incorporaron en el pidgin para, mal que mal, poder comunicarse con sus anfitriones.
Eso es evidente incluso en frases muy cortas, como esta:
Cavinit trucka for mi
No compré nada de nada
Cavinit proviene del bajo alemán “kein bit niet” y significa “nada de nada”; trucka, del español “trocar” (usado en sentido de comprar); y for mi es una expresión propia del pidgin para decir “yo”.
La mayoría de los términos que sobreviven en los Glosarios hacen referencia a frases del día a día, que tienen mucho que ver con las actividades que los dos pueblos comparten. Por ejemplo:
Christ Maria presenta for mi Balia, for mi, presenta for ju bustana
Cuando Cristo y María me den una ballena, te daré la cola
Aunque la mayoría de las palabras provengan del euskera, el pidgin vasco-islandés, al “simplificar” la lengua, forma oraciones que en euskera serían incorrectas. Por ejemplo:
Presenta for mi berrua usnia eta berria bura
Dame leche caliente y manteca fresca
La “-a”, en euskera, se usa como un determinante (algo así como un artículo en español), que sólo se aplica a los sustantivos; sin embargo, en este ejemplo, su uso se extiende también a los adjetivos (es como si en español quisiéramos decir “la manteca la fresca”).
Una sección del segundo Glosario recoge frases obscenas o insultos: gianzu caca (“comé mierda”), fenicha for ju (algo así como “fuck you”), o el pintoresco sickutta samaria, que podemos traducir más o menos como “andá a hacerte cul* por un caballo”.

Por otra parte, se sabe que el contacto de los vascos con los algonquinos de América del Norte también produjo un pidgin.
En 1616, un misionario francés llamado Pierre Biard llegó a Nueva Escocia (hoy Canadá), y entabló contacto con los pueblos originarios de la zona. Grande fue su sorpresa cuando lo saludaron con estas palabras:
Adesquidex, adesquidex!
Esta palabra sonaba extraña, nada similar a los idiomas hablados en la zona. Sólo después los misioneros supieron que la palabra, en realidad, era euskera: provenía de adiskide, que significa “amigos”. Los algonquinos la utilizaban cada vez que se encontraban con los franceses.
En 1617, un explorador francés llamado Marc Lescarbot recogió algunas palabras de los algonquinos en un glosario. No casualmente, varias de estas en realidad son vascas, y también existen en los glosarios de Islandia:
Otros pidgins del mundo
Como ya dijimos, los pidgins se originan del contacto entre dos lenguas diferentes, con un propósito instrumental, limitado y, en algunos casos, pasajero. Esto explica que los pidgins poseen un vocabulario muy limitado y un repertorio también limitado de frases.
Esto hace que los pidgins no sean la lengua nativa de casi nadie. Es decir: casi nadie “aprende a hablar pidgin en su casa”. El pidgin se origina exclusivamente en un intercambio con hablantes de distintas lenguas en un ámbito social (la mayoría de las veces, en ámbitos de comercio o de trabajo).
Pero, como sabemos, la lengua cambia constantemente. Puede darse el hecho de que, tras dos o tres generaciones de convivencia, el pidgin se expanda y llegue a cubrir la mayoría de las funciones de una lengua, si no todas. Bekker (1994) habla aquí de “pidgin expandido” (p. 25).
Estos pidgins ya se asemejan más a lo que se conoce como creole, una lengua que ya posee todas las funciones de una lengua, incluyendo la posibilidad de tener hablantes nativos (pero esto es un tema para un próximo newsletter).
A diferencia de los creoles, los pidgins suelen basarse en la lengua con menos prestigio. Por ejemplo, el fanagalo, un pidgin hablado por mineros en Sudáfrica, está basado en el zulú y en el xhosa, y no en el afrikaans o el inglés, que era el idioma que hablaban los colonizadores. Lo mismo sucede con los pidgins hawaiano y fijiano, que se basan en las lenguas indígenas de cada territorio e incorporan términos aislados del inglés.
Sin embargo, sí existen algunos casos de pidgins originados entre lenguas de igual prestigio. En estos casos, ninguna de las dos lenguas es dominante, sino que el pidgin se forma a partir de ambas fuentes, en una proporción más o menos de 50 y 50.
El caso mejor documentado es el del Russenorsk, un pidgin ruso-noruego que se usó durante el siglo XVIII por comerciantes y pescadores en el Ártico.
El vocabulario de ambas lenguas se puede ver claramente en oraciones como esta:
Kak ju wil skaffom ja drikke te, davaj på sjib tvoja ligge ne jes på slipom.
Si querés venir a comer y a tomar té, entonces vení a bordo y acostate a dormir.
En negrita, las palabras que provienen del ruso; en itálica, las palabras que provienen del noruego. En esta oración también hay palabras provenientes de otras lenguas y ámbitos: ju, drikke y slipom provienen del inglés “you”, “drink” y “sleep”; skaffom es una palabra de la jerga marina que significa “comer” (no casualmente, en fanagalo, “comer” se dice skafu).
En su amplia mayoría, los pidgins carecen de estructuras gramaticales estables para los aspectos más sofisticados de la lengua. Por ejemplo, los tiempos verbales. En cambio, se sirven de adverbios u otros elementos.
Por ejemplo, el caso del pidgin chino-inglés:
Before my sell-um for ten dollar
Lo vendí por diez dólares
El before indica tiempo pasado; otros adverbios como today, later, tomorrow, soon también se usan con frecuencia para marcar tiempos verbales.
El pasado remoto se indica con una construcción bastante poética: beefo tim wun moon, “antes del tiempo de una luna” (Den Besten 1987, p. 19).
La palabra “pidgin” nace precisamente en este pidgin, el chino-inglés. Su etimología es discutida: durante un tiempo se pensó que provenía de pigeon, “paloma”, por el uso de las palomas mensajeras en las colonias inglesas en la China del siglo XIX.
Hoy se sabe que pidgin deriva de cómo los chinos pronunciaban la palabra business, “negocio”. Lo cual tiene bastante sentido.
¿Algo más?
¡Gracias por leer hasta acá! Espero que hayas disfrutado leyendo este número del newsletter tanto como yo disfruté haciéndolo.
Si te interesa aportar o comentar algo, podés hacerlo respondiendo directamente este mail. Si te gustó este contenido, podés recomendarlo a amigos y enemigos usando el botón de abajo:
Te mando un abrazo, y hablamos en dos semanas.
Patricio
Bibliografía consultada
Bakker, P. (1989). “"The Language of the Coast Tribes is Half Basque": A Basque-American Indian Pidgin in Use between Europeans and Native Americans in North America, ca. 1540-ca. 1640”. Anthropological Linguistics, Vol. 31, No. ¾ (pp. 117–147).
Bakker, P. (1994). "Pidgins". En Arends, J., et al. (eds.), Pidgins and Creoles: An Introduction. John Benjamins (pp. 26–39).
Miglio, V. G. (2008). ““Go shag a horse!”: The 17th–18th Century Basque-Icelandic Glossaries Revisited”. Journal of the North Atlantic (September 2009).